Todos los días, los encontramos sentados en la vereda o deambulando por las calles del centro de nuestra ciudad. Son la muestra más clara de la pobreza, abandono y olvido. Su aspecto despierta la compasión y lástima de algunas personas, pero en otras, el repudio o el miedo. Han encontrado en las monedas de menor valor, las que tal vez no le sirven para nada a la gente, la única forma de salir adelante y sobrevivir.
Se les conoce fríamente como “mendigos”. Hay quienes piensan que su manera de ganarse la vida es la más fácil, por lo que a veces se les tilda de haraganes o desvergonzados. Pero lo que nadie sabe es que detrás de esas manos extendidas, latitas vacías, o esos letreros con mensaje que dan lastima; esperando la caridad de los demás, se esconden historias muy tristes. (leer màs)
Se les conoce fríamente como “mendigos”. Hay quienes piensan que su manera de ganarse la vida es la más fácil, por lo que a veces se les tilda de haraganes o desvergonzados. Pero lo que nadie sabe es que detrás de esas manos extendidas, latitas vacías, o esos letreros con mensaje que dan lastima; esperando la caridad de los demás, se esconden historias muy tristes. (leer màs)
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